Nunca he entendido la razón para colocar en edificios oficiales o financiados con fondos públicos una placa en la que se cita al alcalde/sa o presidente/a de comunidad autónoma que ejercía o ejerce en ese momento su servicio a los vecinos. No lo veo necesario y me parece una demostración de que en este país, ignoro si en otros países se hace, los políticos no se consideran unos servidores de la ciudadanía si no personas que ostentan un poder que en muchas ocasiones utilizan para lucrarse y beneficiar a amigos y familia mientras dura su mandato, y para colocarse en empresas que les pagan unos sueldos indecentes una vez terminada su tarea política.
Quiero creer que las personas que en nuevos partidos políticos surgidos de movimientos sociales han llegado a nuestras instituciones quieran y puedan cambiar estos detalles que no son pequeños y que demostrarían sus ganas de servir a la ciudadanía.
Sí me gustan las placas cuando sirven para homenajear y recordar a personas que dan su vida por educar a nuestros hijos e hijas en valores de diálogo, convivencia y ganas de aprender. Y este es el caso de la placa que se ha colocado estos días en el CEIP Caballero de la Rosa en memoria de Beatriz Pina, una maestra de verdad que se nos ha ido y ha dejado un hueco enorme en el día a día de esta pequeña comunidad de aprendizaje que lucha en el barrio de San José por ofrecer oportunidades a sus alumnos/as en las mejores condiciones posibles y con el trabajo comunitario de docentes, familiares y voluntarios/as que nos acompañan en la tarea de acompañar a nuestros hijos e hijas en su camino de crecimiento y madurez.