Elena Medel nació en Córdoba en 1985, aunque reside en Madrid. Ha publicado los poemarios Mi primer bikini (DVD, 2002), Tara (DVD, 2006) y Chatterton (XXVI Premio Loewe a la Creación Joven; Visor, 2014), así como los cuadernos Vacaciones (El Gaviero, 2004) y Un soplo en el corazón (4 de Agosto, 2007). Todos ellos, además de poemas dispersos o inéditos, los ha reunido en Un día negro en una casa de mentira (Visor, 2015). Su debut se ha traducido al inglés (My First Bikini, con traducción de Lizzie Davis; Jai Alai Books, 2015), destacando entre las versiones de sus poemas a una docena de idiomas. También es autora del ensayo El mundo mago. Cómo vivir con Antonio Machado (Ariel, 2015). Dirige la editorial de poesía La Bella Varsovia. Ha recibido el Premio Fundación Princesa de Girona 2016 en la categoría de Artes y Letras.
1. Con 31 años que tienes, ¿cuándo te nació la vocación por escribir?
—Aprendí a leer muy pequeña, y de forma natural comencé a imaginar mis propias historias. Que yo sepa, no existen antecedentes en mi familia de nadie que se dedicara a la creación.
2. ¿Qué te motivó a introducirte en el mundo de la escritura?
—En mi caso, la escritura de cualquier género —escribo ensayo, narrativa y poesía— fluye siempre como consecuencia de la lectura.
3. ¿En qué género te encuentras mas cómoda, escribiendo poesía, relato o ensayo?
—He publicado más libros de poemas que obras de otros géneros. Supongo que, quizá por esta reincidencia, tendría que responderte que escribiendo poesía. Sin embargo, algunos poemas se me resisten y otros proyectos de ensayo tiran del hilo con facilidad, así que preferiría hablar de textos más que de cajones
4. ¿Cómo te sientes más cómoda, ante proyectos colectivos como las numerosas antologías en las que has participado, o ante proyectos propios, como tus libros? ¿Y por qué?
—Se trata de situaciones totalmente distintas. Una antología es una idea de otro —o de otra— en la que encajas, la mayoría de las veces gracias a algo que ya escribiste; en cierto sentido, ese texto tuyo forma un texto ajeno. Un libro propio desarrolla una idea que nace de ti, y supone un reto que no plantea el envío o la cesión de un texto para una antología.
5. También te has metido en el mundo de la edición, en estos momentos diriges la editorial La Bella Varsovia. ¿Qué te está aportando como escritora llevar la dirección de esta editorial?
—Sí, dirijo la editorial desde que la fundé: los primeros libros aparecieron en otoño de 2004, doce años atrás. Como editora que también escribe, cada libro supone un taller de escritura: aprender de la forma en la que cada poeta se enfrenta a un poema que no funciona, engarza textos y textos para lograr la coherencia del libro…
6. ¿Qué te llevó a meterte en el mundo de la edición?
—En mi adolescencia publicaba un fanzine de poesía, müsu, que creció hasta transformarse en una revista. De manera habitual, pronto salté al formato de libro: quería publicar a aquellos autores que me entusiasmaban, y que por su riesgo o extrañeza —en el mejor de los sentidos— no encontraban su sitio.
7. En la editorial La Bella Varsovia, ¿qué perfiles de escritores os llegan? ¿Qué perfiles buscáis?
—Recibo originales de todo tipo, pero hay varias líneas que creo que “sostienen” el catálogo de La Bella Varsovia: el trabajo con el lenguaje, la posición ante la realidad y la difusión de la poesía escrita por mujeres.
8. En 2007 ya trabajaste con 4 de Agosto, con Un soplo en el corazón. Después de nueve años, ¿en qué ha cambiado tu perspectiva o tu visión de la poesía? ¿Cómo has visto en estos años la evolución del festival Agosto Clandestino?
—Mi visión de la poesía ha cambiado de forma inevitable, no sólo por el paso del tiempo, sino por el tiempo que ha pasado: entre los 22 y los 31 años, con las experiencias de vida y de lectura acumuladas en esa década. En cuanto a Agosto Clandestino, me parece uno de los festivales de poesía más importantes del país, por la calidad y diversidad de sus participantes, además de por el número apabullante de actividades que programan. Es un lujo formar parte de su nómina, ¡y haber repetido!
9. Escritora de poesía, relatos, editora, ¿hay algún campo más en el que te gustaría introducirte?
—Como te decía antes, escribo ensayo, narrativa —no sólo relatos, ahora trabajo en una novela— y poesía, además de trabajar en una editorial de poesía. Me parece que con eso basta…
10. Los reconocimientos te han llegado a muy temprana edad, y con 31 años, tienes mucho hecho, aunque mucho por hacer, ¿fue díficil asimilar a esa edad, esa situación que tú viviste? ¿Cómo la afrontaste?
—Resulta difícil, por supuesto. No sólo expones lo que escribes, sino que —por desgracia— también se expone lo que eres. Me parece que la tranquilidad es la única forma de asumirlo: escribir con calma, pensar en qué decir y en cómo, corregir mucho, descartar más. Respetar al lector, en resumen, y respetar al mismo tiempo la materia prima de la palabra.
11. En la editorial La Bella Varsovia, ¿qué perfiles de escritores os llegan? ¿Qué perfiles buscáis?
—Ya he respondido anteriormente.
12. ¿Cómo ves el nuevo panorama que se está planteando en la poesía, de poetas muy jóvenes con miles de seguidores en redes sociales?
—Esta situación plantea asuntos muy interesantes. La validez de los nuevos canales de difusión: un poeta da a conocer su obra en las redes sociales, dirigiéndose siempre a la publicación en papel como objetivo, por lo que el ámbito digital continúa siendo más una vía hacia el medio que un medio por sí mismo; el papel, por así decirlo, actúa como “certificado de calidad”. O el hecho de que esta reactivación de lectores y de ventas demuestre que existe cierto interés en la poesía, y plantee en qué momento se tuerce esa conexión entre el poema y el lector; si se equivocan quienes tienen que animar a la lectura, si nos equivocamos los editores, si el error es general… Por último, tengo la sensación de que estos autores a los que te refieres constituyen un plano al margen —en paralelo, sin diálogo— al panorama poético tal y como lo conocíamos hasta anteayer: lectores diferentes, editoriales propias, etcétera.
13. ¿Te has llegado a plantear como editora que un libro de poemas pueda adaptarse para convertirse en una obra de teatro?
—No, no me lo he planteado.
14. Si la poesía está en muchos ámbitos de la vida, ya que es un género que habla de sentimientos, ¿hablamos de un género en crisis, en el concepto de cambio, cambio en sus soportes, manifestaciones, o consideras que la poesía está pasando un mal momento?
—Es injusto reducir la poesía a un género que habla de sentimientos. Apela a nuestras emociones, por supuesto, pero significa mucho más: la posibilidad de plantear una resistencia desde el lenguaje. En cuanto a esa crisis y ese mal momento al que te refieres, no me lo parece en absoluto. Tú mismo planteabas hace algunas preguntas que existe una nueva ola —por así decirlo— de poetas con muchos lectores.
15. ¿Qué opinión te merece que tengamos un festival cultural como Agosto Clandestino y que, sin descuidar otros géneros, tenga como eje central la poesía?
—Me parece fantástico, sobre todo si se trata de una labor tan honesta y rigurosa como la que desarrolla el equipo de Ediciones del 4 de Agosto.
16. A partir de aquí, ¿qué te planteas para un futuro, qué retos tienes?
—Me conformo con seguir leyendo buenos libros, publicando buenos libros en La Bella Varsovia, quizá —con suerte— escribiendo algunos libros